Hemiparesia Infantil

El objetivo de este blog dar a conocer nuestra experiencia como padres de un niño que nació con una hemiparesia izquierda, por si puede ayudar a otros padres que pasen por la misma situación.
En el blog vamos contando las distintas terapias que hemos aplicado a nuestro hijo, y que creemos que pueden ser de interés para otros niños.
En la parte izquierda del blog están las páginas del blog, en las que vamos contando toda nuestra historia clasificada según la edad que iba teniendo el niño. Todos los nuevos Artículos, además de estar en la página "Artículos Recientes", también los copiamos en las páginas clasificadas según la edad, para que quede de una forma mas ordenada en función de la edad del niño.

ACOSO-BULLYING. AUTOESTIMA


ACOSO-BULLYING. AUTOESTIMA

En octubre de 2018 un niño de la misma clase del colegio de mi hijo empezó a meterse con él. Afortunadamente como yo paso tantas horas con él haciendo rehabilitación, nos lo contó y nos enteramos enseguida. Solo se había metido un par de veces con él, pero había que actuar y pararlo.

A nivel general, excepto los casos muy graves de acoso, creo que los niños tienen que resolver ellos mismos esas situaciones. Desde siempre unos niños se han metido con otros, y opino que eso lo tienen que gestionar ellos mismos.

En esta ocasión el niño que se burlaba de mi hijo no era por la hemiparesia. Nadie se ha metido nunca con el hasta ahora por la hemiparesia. Fueron burlas generales que hacen los niños unos hacia otros.

En la clase del colegio de mi hijo había dos niños mas tímidos y “buenecitos” de los que ya llevaban tiempo burlándose los 2 o 3 niños mas “malotes” o traviesos. Mi hijo ese curso se hizo mas amigo de esos 2 niños tímidos y jugaba mucho con ellos en el recreo, y creo que eso fue lo que pudo provocar que se metiesen también con él.

En lugar de tomarlo como un drama, me lo tomé como una oportunidad para superar un reto y mejorar la autoestima.

La estrategia para abordar el problema que elegí fue doble. Por un lado usé conceptos de relajación, yoga, karate, energía corporal, etc, que ya había enseñado en algún momento a mi hijo. Por otra parte nosotros tenemos perros desde hace varios años, y mis hijos saben gestionar la energía y el comportamiento de los perros. Le explique que muchas veces el comportamiento de los niños y de su energía se parece mucho a los perros.

En esa época nosotros teníamos 2 perros, y uno de ellos era el dominante y otro era el sumiso. Le explique a mi hijo que como ya sabía los perros eran jerárquicos, y que el perro que mandaba tenía una energía de jefe. Incluso muchas veces no depende del tamaño del perro, depende mas de la energía que tenga.

Y que el sabía como mandar a los perros y ser el jefe de los dos perros. Le pregunte que hacía para ser el jefe de los perros. Me respondió que como yo le había enseñado, se ponía firme de pie delante de los perros y tenía una energía tranquila pero firme y segura.

Le dije que muy bien, y le volví a preguntar que hacía cuando un perro entraba en la cocina (que no les dejamos) o hacía algo que el no quería que hiciese. Me respondió que con esa posición firme se iba acercando hacía el perro para echarle de la cocina, y el perro huía.

Le felicite de nuevo y le dije que los niños se comportan de manera muy parecida. Tienes que tener esa posición de pie y esa energía tranquila, pero firme y segura. Le dije que la mayoría de las veces los niños y los perros huyen ante esa energía, porque en realidad no quieren pelea.

También le dije que lo peor que le puede pasar es que el niño no huya y que tenga que pelearse. Pero no te preocupes, las peleas de los niños son de empujones y poco mas. No son como salen en las películas. Tu ya te has peleado con tu hermano muchas veces.

Pues es lo mismo. Además las peleas casi nunca llegan a suceder. Yo en el colegio nunca llegué a pelearme y de mis amigos solo se peleó uno con un niño travieso. Y solo se tuvo que pelear una vez para poner al otro niño en su sitio, y nunca mas se tuvo que pelear.

También le expliqué que normalmente los niños que se burlan de otros es porque son débiles, por inseguridad, porque necesitan la aceptación del otro y ser reconocidos en el grupo. Son como los perros pequeños que ladran mucho pero que no muerden. Es la forma que ellos buscan de ser aceptados socialmente. Además en su interior saben que lo que están haciendo no es correcto. Es por todo esto por lo que casi siempre prefieren huir a entrar en pelea.

Me preguntó que pasaba si se peleaba y el otro le ganaba. Que entonces el otro niño quedaría como el líder de la manada y el sería como el perro sumiso. Le respondí que eso solo depende de él y de su fuerza de voluntad. Le dije “tu ya sabes como son las peleas de niños. ¿Que es lo peor que te puede pasar? Imagínate que te tira al suelo o te hace daño. Pues te levantas y sigues. Y si te vuelve a tirar, te levantas y sigues. Llegará un momento que os separará otro niño o algún profesor. Pero no habrás perdido. Es imposible ganar a alguien que no se rinde. Y con la fuerza de voluntad que tu tienes estoy seguro de que el otro niño no te puede ganar aunque sea mas fuerte. El otro niño pensará que no te puede ganar porque nunca te rindes y estoy seguro que no se volverá a meter contigo.”

Le pregunté si tenía miedo, y me dijo que no. Además para reforzar su autoestima le dije que el ya estaba practicando karate y sabía defenderse. Y practicamos en casa algunas simulaciones de como podría ser el enfrentamiento con el otro niño, para que el cogiese confianza en lo que podía suceder.

Por último también le dije que al igual que con los perros no puede permitir que se metan ni un metro en la cocina, porque después querrán meterse dos metros, y después el perro se creerá el jefe de la cocina, igual no puede permitir que ningún niño de su clase se burle de él lo mas mínimo. Tiene que pararles los pies inmediatamente y ser él el jefe de la manada.

Estuvimos toda la tarde hablando sobre el tema, y practicando sobre lo que podría pasar. Esa tarde casi no hicimos rehabilitación. Me sorprendió mucho que mi hijo no estaba nervioso, y lo había asimilado muy bien. La comparación con los perros funcionó muy bien. Le noté muy seguro de que podía enfrentarse al tema. Pero yo sinceramente no estaba muy seguro. Era yo el que estaba nervioso porque no sabía como se solucionaría el tema.

Al día siguiente no pasó nada, pero dos días después cuando estaban esperando en la fila para entrar en clase, el otro niño hizo una burla hacía mi hijo. Mi hijo fue muy valiente y se acercó a él. Se puso a su lado sin decir nada pero con una energía fuerte. El otro niño se quedó callado y se alejó.

Esa tarde mi hijo vino a casa muy contento. Había ganado la batalla. Tenía muy alta la autoestima. Como es de suponer mi alegría y tranquilidad también fue inmensa al saber que todo había salido bien.

Otro día pasó algo parecido en clase de educación física, mi hijo hizo lo mismo y el otro niño volvió a huir. En otra ocasión en el recreo estaba mi hijo jugando al baloncesto con sus dos amigos “buenecitos” y algunas niñas, y llegaron 3 niños traviesos de clase y les quitaron el balón, y no se lo querían devolver.

Ese día mi hijo se fue para ellos con la misma energía, e inmediatamente 2 de ellos huyeron. Solo quedaba un niño con el balón. Se acercó mucho a él, y le dijo que si quería jugase con ellos pero que les devolviese el balón. El otro niño respondió que ya no quería jugar, dejo el balón y se fue.

Recuerdo también ese día porque mi hijo lo tomó como otra victoria y vino contentísimo a casa. Le pregunté: “¿que hubiese pasado si se hubiesen puesto a correr, a pasarse la pelota entre ellos y a marearte?”. “pues intentar quitársela”. “¿Tu crees que se la hubieses podido quitar?”. “No”. “Si fuese nuestro perro, ¿que harías si te quita la pelota y se pone a correr para que le pilles?”. “Pues quedarme quieto firme y tranquilo hasta que se canse y la suelte”. “Pues eso mismo tienes que hacer con los niños. Tu piensa que harías en esa situación con nuestro perro, y haz lo mismo”.

Estaba ganando tanta autoestima que un día le tendió una trampa a un niño de los traviesos. Estaba hablando con ese niño y mi hijo le dijo que el se echaba siesta. El otro niño comenzó a burlarse de que se echaba siesta, y mi hijo inmediatamente le cortó diciendo “si, que pasa. Me echo siesta”. Y el otro niño se quedó callado instantáneamente. Me quedé alucinado porque se le había ocurrido a él solo esa estrategia y la había puesto en práctica sin decirme nada. Me lo contó por la tarde cuando ya lo había hecho.

En apenas un mes y poco, ya nadie se metía con mi hijo. Había pasado a ser el líder de su grupo de amigos, y a que toda la clase le respetase.

Le pregunté si con sus amigos se seguían metiendo. Me dijo que si, sobretodo con uno que se llamaba Diego. Le dije que como él era un niño muy valiente y ya había conseguido que nadie se metiese con él, ahora tenía que intentar defender a sus amigos. No tenía que dejar que otro perro mas travieso fuese el líder de la manada de toda su clase. Tenía que imponerse y ser el líder de la manada. Ya le comenté esto hace tiempo y me dijo que no se atrevía pero en esta ocasión me dijo que lo intentaría.

Su amigo Diego es un niño del que se burlan casi todos los niños de la clase.
Un día en diciembre de 2018, estaban en clase de tutoría tratando el tema del respeto y el acoso, y fue la policía a dar una charla. Mi hijo fue tan valiente que se levantó a hablar en público y le dijo a toda la clase que se metían mucho con Diego, que no estaba bien, y que debían respetar mas a los compañeros.

La mujer policía que dio la charla, le dijo a mi hijo que había sido muy valiente, y que no le había pasado nunca que un niño de 10 años tuviese el valor de decir eso en público. No se si la policía lo hizo porque era verdad o para reforzar positivamente al niño, el caso es que ese día también volvió a casa muy contento y seguro de si mismo.

Desde ese día hasta ahora en abril de 2019 ya no se ha metido nadie con mi hijo y parece que ya no se meten tanto con Diego. Mi hijo es amigo de todos los niños de su clase y parece que los niños mas traviesos le respetan mas.


COMBA


COMBA

En septiembre de 2018 nuestra fisioterapeuta hizo un ejercicio de comba con el niño. Cuando mi hijo era un bebé si estaba toda la hora de sesión de fisioterapia viendo como se hacía para aprender, pero ahora ya solo le pregunto al final que han hecho, y si tengo alguna duda concreta entro 5 minutos al final de la sesión para comentar algo.

Ese día nuestra fisio nos comentó que habían intentado hacer comba, y mi hijo no sabía. Solo conseguía saltar una vez la cuerda y muy mal. Para eso sirve tener un asesor, guía o coach. Nuestra fisio cumple también esa función porque siempre hay algo que a ti se te escapa o no eres capaz de ver, y mas aún en estos temas cuando estás tan involucrado emocionalmente. Todos necesitamos otro punto de vista externo.

Como siempre nos pusimos a trabajar en ello, y añadimos el ejercicio de comba a las rutinas. También creo que es un ejercicio adecuado a la edad y movilidad de mi hijo, pero no creo que se deba realizar con niños muy pequeños porque no tienen la coordinación suficiente.

Empezamos a trabajar en octubre de 2018 y al principio parecía imposible que pudiese saltar mas de una vez. Se necesita bastante coordinación para saltar a la comba.
Pero increíblemente la evolución esta vez fue bastante rápida y en pocos días empezó a a saltar 2-3 veces. Llegamos a saltar 4-5 veces en un par de meses y ahí nos estancamos un poco. Pero como muchas otras veces después de un par de meses estancados, de repente, el niño asimiló los movimientos y la coordinación, y dió un salto cualitativo increíble. Empezó a saltar mas de 10 veces sin problemas y bastante rápido.
En abril de 2019 el récord estaba en 23 veces saltando seguidas. Hay que insistir al niño que salte con los 2 pies a la vez de manera igual.

Es increíble como funciona el cuerpo humano, la capacidad de adaptación y de asimilación que tiene.
Durante todos estos años de rehabilitación se han producido patrones de asimilación de movimientos parecidos. Repetición, repetición y mas repetición, hasta que el cuerpo es capaz de interiorizar esos movimientos y asimilarlos. Muchas veces esos avances se producen en forma de saltos cualitativos y no de una manera lineal.

En marzo de 2019 mi hijo saltaba a la comba de esta manera: